«Hemos pedido a nuestros expertos que determinen si hay evidencias. Por ahora es demasiado pronto para decir algo al respecto», declaró el portavoz de la institución, Gregory Hartl. No obstante, dijo que la prioridad de la OMS es determinar el riesgo que supone el nuevo virus AH1N1, evaluar su desarrollo y ayudar a los países miembros de la organización a estar preparados ante una eventual pandemia.
El científico Adrian Gibss, quien participó en la formulación del antiviral Oseltamivir (Tamiflu), utilizado en el tratamiento de la nueva forma de gripe, afirma que las características genéticas del virus AH1N1 hacen suponer que fue cultivado en huevos, un método utilizado en laboratorios.
«El virus reacciona a los dos fármacos», confirmó Briand, quien explicó que las dudas se deben a una confusión con la gripe estacional, «que el año pasado y el anterior mostró una cierta resistencia» a esos antivirales. Con respecto a la posibilidad de que este nuevo virus sea menos peligroso de lo que se teme, la experta dijo que se le está comparando con el causante de la pandemia de 1918 y reconoció que parecen ser dos virus «de características diferentes».
«Pero eso no es suficiente para decir que estamos ante un virus suave porque es bastante nuevo», añadió, para recordar que también se desconoce «cómo las poblaciones reaccionarán al nuevo patógeno». Para aclarar las múltiples interrogantes sobre la infección causada por este virus, Briand descartó la conveniencia de elaborar un «índice mundial, pues la severidad puede variar según el lugar, incluso puede tener niveles severidad diferentes dentro de un país».
A renglón seguido, explicó que el nivel de severidad lo determinan las características del virus (facilidad con la que se transmite y en qué proporción de casos se requiere tratamiento) y la vulnerabilidad de la población. En este último factor interviene «la inmunidad preexistente» en la población (difícil de determinar) y la incidencia de enfermedades crónicas (pulmonares, cardiovasculares, diabetes e inmunodeficiencia).
Todas estas consideraciones, añadió Briand, serán decisivas en la decisión que debe tomar la OMS con respecto a iniciar o no, en coordinación con la industria farmacéutica, la producción de una vacuna contra la gripe A. Sobre la revisión del nivel de alerta mundial de pandemia (actualmente en la fase 5 de una escala de 6), señaló que se podrá «reconsiderar» si se dejan de observar casos importados y la epidemia disminuye en países con alto número de personas afectadas.