Dos informantes del gobierno, cuyos nombres no fueron revelados por los investigadores federales, eran reservistas del ejército en Irak.
Houston se les acercó para que lo ayudaran con el contrabando, indica la denuncia, y uno de ellos le pasó la información a los investigadores en torno al plan.
El tiroteo tensó las relaciones entre Bagdad y Washington, lo que llevó a que líderes irakíes ordenaran la salida del país de Blackwater.
Houston, un soldado retirado de las Fuerzas Especiales, fue acusado la semana pasada en una corte federal de Maryland de conspiración para traficar armas en los EE.UU. e intento de tráfico.
Él trabajaba en la sede de SOS International Ltd en Nueva York cuando sucedió el tiroteo de 2007, pero dejó la compañía un año después para trabajar para otra contratista de defensa.
Sin embargo, no está claro aún, si las armas de las que habló Houston con los informantes fueron utilizadas en el tiroteo, o si pudieron haber sido confiscadas.
Houston le dijo a los dos informantes que empleados de Blackwater llenaron un contenedor de carga con armas que ellos incautaron de insurgentes irakíes, una posible violación de las políticas de la compañía.