Insurgente

Eurogrupo en reunión de París (archivo)
En su Panorama Económico Mundial, publicado el 23 de abril último, el FMI advertía que Europa enfrenta una recesión más profunda y una recuperación más larga que EEUU y el resto del mundo. Como resultado, la Unión Europea (UE) se ha convertido en la región donde las perspectivas de que la crisis llegue pronto a su fin son más distantes, estimaba el FMI. Los últimos datos confirman dramáticamente esas previsiones, y revelan que la crisis recesiva se expande por toda Europa y el colapso financiero con desaceleración económica y desempleo se contagia aceleradamente tanto por las economías centrales del euro como por los países del Este que afrontan crecientes huelgas y protestas sociales con «amenazas a la gobernabilidad». Los últimos números publicados esta semana ratifican esa tendencia y agravan el escenario en las potencias más ricas
Europa se hundió en la recesión durante el primer trimestre del año y en Japón se acentuaron las presiones deflacionarias a causa de la crisis económica mundial, con lo cual se reducen las posibilidades de recuperación de EEUU, que tuvo datos menos negativos, según las estimaciones de analistas económicos.

El Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro registró una contracción récord del 2,5% en el primer trimestre de este año respecto al trimestre anterior. La contracción es más profunda que en EEUU -1,6% en el mismo período- a pesar de que la crisis financiera empezó en la otra orilla del Atlántico. El Banco Central Europeo dijo que la recesión será al menos el doble de la prevista. Esta caída no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, es decir desde hace más de medio siglo. El BCE prevé las primeras cifras de crecimiento para 2010, con un raquítico 0,2%. Se trata del cuarto retroceso consecutivo del PIB de ese espacio monetario formado por 16 países, y la caída es similar a la del conjunto de la Unión Europea (UE, 27 países).

El Producto Interior Bruto (PIB) de Alemania, la economía locomotora del euro, sufrió en el primer trimestre de 2009 un retroceso del 3,8%, lo que confirma que este país se encuentra sumido en la mayor recesión desde la Segunda Guerra Mundial. Además, este viernes, se informó que Francia, la otra gran «locomotora» económica europea, ya está también en recesión. La economía francesa entró oficialmente en recesión al caer por segundo trimestre consecutivo. Además, los datos de Eurostat, la Oficina Europea de Estadísticas, muestran un desempleo récord de la Eurozona y del conjunto de la UE. El PIB francés se contrajo un 1,2% en el primer trimestre y un 1,5% en el trimestre anterior, después de haber caído un 0,2% en el tercer trimestre de 2008 y 0,4% en el segundo, indicó el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos (INSEE).  La economía gala destruyó en los tres primeros meses de 2009 más puestos de trabajo que en todo 2008, haciendo aumentar el desempleo en casi 150.000 personas desde principios de año.

Cifra que parece ridícula frente a la española, que en el mismo período ha dejado sin empleo a casi 800.000 personas.  La economía de España, fuertemente aquejada por la crisis global, sufrió en el primer trimestre de 2009 su mayor contracción en 50 años, según cifras oficiales.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) informó el jueves pasado que el PIB (Producto Interno Bruto) cayó un 1,8% en relación con los últimos tres meses de 2008 y un 2,9% en comparación con el mismo periodo del año pasado. El INE aclaró que se trata de cifras preliminares y que los datos definitivos se conocerán la semana próxima. No obstante, los economistas advirtieron que se trata del peor retroceso de la economía de España desde 1950.

En cuanto a Gran Bretaña: «Sencillamente no sabemos, y nuestros modelos tampoco. La situación es de lo más imprevisible». Ése fue el inquietante mensaje que lanzó el Banco de Inglaterra en su último diagnóstico sobre la economía británica. Ni siquiera se conoce si ésta seguirá experimentando o no una contracción en 2010 y 2011. Lo mismo ocurre con la inflación, donde hay “riesgos significativos en ambas direcciones”. En cuanto a los bancos comerciales, se desconoce si disponen o no de capital suficiente, señala el Financial Times. Lo único que el Banco sabía a ciencia cierta durante la publicación el miércoles del informe trimestral sobre inflación era que la recuperación será lenta, afirma el diario londinense.

También caen las economías de Austria y Holanda un 2,8%, Italia un 2,4%, Grecia un 1,2% Eslovaquia un 5,4%, la República Checa un 3,4%, Bulgaria un 3,5%, Rumania un 2,6% y Hungría un 2,3%. Italia, en recesión desde el tercer trimestre de 2008, tuvo en el período enero-marzo de este año una contracción de 2,4% de su PIB. España ya había revelado el jueves un retroceso de 1,8% de su actividad en ese mismo período.

La publicación de esos datos provocaron una depreciación del euro frente otras divisas. La moneda europea se cotizaba a primeras horas de la tarde del viernes a 1,3576 unidades por dólar, frente a 1,3638 la víspera en Nueva York. El euro también caía a 95,27 yenes, frente a 95,20 el jueves. Los sindicatos europeos protestaron estos días -el viernes en Bruselas- en lo que ya llaman «manifestaciones paneuropeas» contra la pérdida de empleos. Las marchas se han producido también en Madrid, Praga y Berlín. Las malas noticias para el empleo continúan, después de que la británica British Telecom anunciara el despido de 15.000 trabajadores. La inflación se mantuvo en el 0,6% en abril y dio un respiro ante los temores de que acabe derivando hacia deflación, que haría mayor la pérdida de puestos de trabajo y más difícil la salida de la crisis. Aunque algunos países, como Francia y España, llevan dos meses viendo caer los precios.

El colapso en Europa del Este

La crisis sigue colapsando a Europa del Este, con contracciones en el primer trimestre de 2,3% en Hungría, 2,6% en Rumania y 3,5% en Bulgaria, el más pobre de la UE. El retroceso fue de 3,4% en República Checa.Los economistas advierten que la zona euro corre un riesgo mucho mayor de un deterioro más profundo que otras regiones debido a la aguda crisis económica, fiscal y política en Europa del Este, así como el deterioro en la calidad de los activos de sus bancos.

Las turbulencias económico financieras, y los disturbios sociales y sindicales ya se llevaron puestos a los gobiernos de Bélgica e Islandia, y comienzan a generar inestabilidad y principios de caos social en las primeras potencias del euro, como Francia y Reino Unido, además de arrasar con las ex naciones comunistas de Europa del Este, donde se han registrado algunas de las mayores movilizaciones de los últimos 20 años.

A medida que las consecuencias de la desocupación y el desplome del poder adquisitivo del salario se hacen sentir por toda Europa, la protesta baja a la calle en cada vez más países para expresar el descontento. El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los políticos y alimenta las huelgas y protestas sociales que comienzan a extenderse por toda la geografía europea.

Hay un punto central de fricción entre las naciones desarrolladas del euro y los países del Este: Los bancos y corporaciones trasnacionales de las potencias centrales del euro son auxiliados con subsidios y proteccionismo estatal, en tanto que sus filiales situadas en Europa del Este no reciben esos beneficios y en consecuencia sufren la peor crisis recesiva de la región despidiendo trabajadores y deteriorando las condiciones laborales y el poder de consumo de las mayorías.

Las tensiones que salieron a flote en las últimas cumbres dejaron de manifiesto la dificultad de forjar una estrategia coherente para combatir una recesión que ha golpeado a los 27 miembros del bloque con fuerza desigual. Incluso los líderes de Europa Central y del Este, la zona más afectada por la crisis, mostraron divergencias acerca de los «planes de rescate».

En verdad el mayor peligro que enfrenta Europa Occidental, aparte de sus propios desequilibrios debidos a la crisis, es el enorme agujero en que se han convertido los países del Este. Esa región le debe a la banca de las naciones centrales europeas más de 1,5 billones de euros.

La crisis recesiva empieza a ejercer presión sobre los presupuestos de algunos gobiernos del euro, y en general de los países del Este, que aumentan sensiblemente sus gastos para estimular su economía en medio de una caída de sus recaudaciones tributaria por la desaceleración económica.

En ese escenario, las potencias dominantes del euro, cuyos bancos centrales y redes de bancos privados lideran el negocio con los rescates y «salvatajes financieros» entre los miembros del bloque, se muestran cada vez más renuentes a prestar dinero a los países cada vez más «insolventes» de Europa del Este.

Como dicen los operadores de Wall Street: «Los negocios son negocios, incluso durante la crisis», y el sionismo financiero de Europa y EEUU sólo prestan a quienes pueden pagar los intereses y devolver el capital.

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