Daniel Miguez
Gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli (página12)
El kirchnerismo a coro repudió ayer la agresión con piedras y huevos que sufrió el gobernador Daniel Scioli por parte de un grupo de productores rurales el jueves en la localidad bonaerense de Lobería. El candidato de Unión-PRO, Francisco de Narváez, buscó despegarse de la acusación de que algunos de los agresores fueron fiscales del macrismo y hasta llamó al gobernador para solidarizarse. Como consecuencia de este hecho fue separado de su cargo el jefe policial de Lobería, mientras que tres ruralistas que habían sido detenidos el jueves, ayer fueron puestos en libertad.
La agresión ocurrió el jueves a la noche cuando un grupo de productores rurales se acercó al lugar donde Scioli acababa de aterrizar con el helicóptero oficial y comenzaron a tirarle piedras y huevos, que alcanzaron a varios integrantes de la comitiva, incluido el gobernador, quien recibió un golpe en la cabeza. Horas antes, Scioli también había soportado una protesta de un pequeño grupo de ruralistas en Tandil.
La escalada de violencia de productores rurales en plena campaña electoral tuvo dos hitos en los últimos tiempos como lo fueron la irrupción en la base aérea de Paraná, donde un grupo de 200 personas, comandado por el ruralista Alfredo De Angeli, se acercó hasta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para forzarla a recibir un petitorio. Más recientemente, el jefe del bloque de diputados kirchneristas y cadidato a ser reelecto, Agustín Rossi, sufrió un nuevo ataque a golpes y salivazos en la ciudad de Reconquista.
Ayer, Scioli dijo que el intendente de Lobería, Hugo Rodríguez, identificó a los atacantes como miembros de la Sociedad Rural y “fiscales del PRO”. El ex presidente Néstor Kirchner se refirió a los agresores como “bandas fascistas” (ver aparte). Hasta el embajador de Estados Unidos, Earl Anthony Wayne, “lamentó” el episodio sufrido por Scioli, según expresó en un comunicado.
Rápidamente, De Narváez salió a aclarar que se comunicó con Scioli “manifestándole nuestro más absoluto repudio a este tipo de violencia y garantizándole que no ha sido nuestra fuerza política quien ha participado de ese hecho violento”.
Horas antes, en un comunicado, De Narváez había afirmado que rechaza el “uso de la metodología del escrache como instrumento de expresión política”, y a la vez acusó a Scioli de tener una “actitud temeraria y oportunista” al “involucrar a fiscales de nuestra corriente como supuestos partícipes de este hecho”.
Por la agresión fueron detenidos dos directivos de la Sociedad Rural de Lobería (afiliada a Carbap y CRA) –Rafael Bove (vocal titular) y Joaquín Ibarbia (vocal suplente)– y otro de la Federación Agraria, Guillermo Lauga. Bove y Lauga también participan en competencias de automovilismo deportivo en la zona.
Bove, en declaraciones radiales, utilizó ayer en su defensa los mismos argumentos que a su turno expusieron De Angeli y los agresores de Rossi: “Sólo queríamos dialogar”. Además aseguró que la protesta “fue pacífica”. “No se le tiró con nada. Solamente hubo un huevo que voló, nada más”, afirmó Bove, quien admitió que integraba un grupo de miembros de la Sociedad Rural y de la Federación Agraria, pero negó que tengan militancia partidaria. “Pido disculpas por lo que hemos ocasionado, pero se dio así”, señaló.
En cambio, la versión de Scioli, sus acompañantes y el intendente Rodríguez fue totalmente distinta. Cuentan que como un grupo de ruralistas manifestaba en el lugar donde debía aterrizar el helicóptero que trasladaba al gobernador, se decidió que bajara en otro lugar. Pero un grupo de veinte personas se enteró y consiguió llegar hasta el nuevo destino. Cuando Scioli descendió, comenzaron a insultarlo y a tirarle piedras y huevos: uno impactó en la cabeza del gobernador. La policía logró detener a tres de ellos, el resto pudo huir del lugar.
El intendente lo contó así: “Cuando el gobernador Scioli bajó del helicóptero, en un terreno de aproximadamente 200 metros, y lo fui a recibir, al darnos vuelta para volver hacia la combi, el gobernador sintió un golpe en la cabeza y de repente vemos que aparecen cosas volando. Era de noche y podíamos ver que había gente que salía corriendo”.
Ayer, Scioli dispuso separar provisoriamente de su puesto e iniciarle un sumario administrativo al jefe de la policía de Lobería, Walter García, bajo la presunción de que los agentes a su cargo no actuaron adecuadamente para garantizar su seguridad.
Tanto desde el oficialismo como desde algunos sectores de la oposición criticaron el ataque, incluso el jefe de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi. Quizás la única voz disonante fue la del presidente del bloque de la UCR de la Cámara de Diputados bonaerense, Ricardo Jano, quien describió los hechos así: “Esto fue un grupo de gente que espontáneamente quería dialogar con las autoridades que conformaban la comitiva oficial y, al intentar acercarse a la misma, tres de ellos fueron apresados, no sé con qué fin, tal vez para que sirva de escarmiento para otros actos, en otros pueblos”.
El propio Scioli, en varias apariciones públicas, se mostró indignado con lo que ocurrió en Lobería, ciudad ubicada a 450 kilómetros al sur de la Capital Federal. “El intendente me acaba de decir que ya identificaron a las personas que ayer me atacaron y fueron fiscales del PRO, así que mire qué combinación: miembros de la Sociedad Rural, fiscales del PRO. Más claro échele agua. Violencia, agresiones”, señaló.
“Hay que desenmascarar a esta gente, que no quieren ningún tipo de diálogo, ningún tipo de reunión de trabajo, sino intimidar para frustrar, y cuando ven que uno sigue adelante cumpliendo su responsabilidad, recurren a estos hechos violentos”, agregó el gobernador.
Scioli buscó distinguir a los agresores de la mayoría de los productores agropecuarios: “Más que nunca voy a ir al interior de la provincia. La gente del campo es gente trabajadora que merece todo el apoyo y respaldo”.
En sus primeras declaraciones, Scioli dejó frases fuertes que mostraban su enojo y cómo lo había afectado el ataque: “Me van a tener que pegar un tiro para que yo deje de trabajar y van a tener que apuntar bien porque herido voy a seguir trabajando igual. Pueden tirar tiros, huevos o naranjas pero para que no llegue van a tener que derribar el avión”.