Julio C. Valdez

Estas líneas dan una mirada amplia a la América Latina de hoy, y proponen líneas de trabajo a seguir siendo profundizadas. Es una manera de organizar y nombrar procesos y sueños, como otras tantas que son igualmente válidas. Tal vez, más importante que un modo específico de señalar caminos, es vital seguirlo haciendo de todas las formas posibles. El ejercicio constante de expresar denuncias/ anunciación, nos pone en movimiento de cara al nuevo estadio civilizacional que queremos soñar.

Puntos de partida

Para la generación de estos aportes, expondremos estos puntos de partida:

1. La conquista realizada por europeos (portugueses, españoles, y también ingleses y franceses) en suelo americano destruyó un proceso de intercambio y desarrollo de naciones, pueblos y grupos que coexistían bajo una visión de unidad (Abya Yala).

2. Esa conquista es dual: es apropiación rapaz y sangrienta de tierras, cosas y personas, y a la vez un proyecto religioso-cultural de implantación de lengua, creencias e instituciones tendentes a traer “la civilización” a estas tierras americanas. En el norte (Estados Unidos y Canadá) la colonización se sustentó en la religión protestante, el individualismo y el afán de lucro. En Mesoamérica y Suramérica, el soporte fue la religión católica y el cultivo del vasallaje.

3. La llamada independencia americana, lejos de romper este proyecto civilizacional, lo intensificó. Hubo, sí, un reacomodo de poderes político-económicos, que terminarían profundizando las diferencias entre clases, castas y grupos sociales. Pero los sometidos empezaron a organizarse para resistir al endovasallaje y crear espacios alternos de vida.

4. En el siglo XX, los Estados Unidos evolucionaron como potencia mundial. Su poder económico, tecnológico y militar les ha permitido apropiarse de las riquezas del mundo, apuntando al proyecto civilizatorio aún dominante. Así, las clases dominantes locales, y sectores que en algún momento fueron combativos se han alineado con el capital norteamericano, obteniendo prebendas y capital. Por otra parte, hay diversos colectivos de personas que se han venido organizando y redefiniendo, dando pie a la conformación de los movimientos sociales.

5. Los movimientos sociales están creando nuevas propuestas en el arte, en el pensamiento, en la praxis educativa y hasta en lo espiritual. Propuestas que denuncian las intervenciones de las grandes potencias, y la colonización política, económica y cultural. Pero, al mismo tiempo, anuncian posibilidades de convertirnos en una sociedad más justa, más equitativa, más solidaria, en fin, más humana.

América Latina hoy

Hoy, encontramos una América Latina intervenida, fragmentada, colonizada, pero al mismo tiempo en búsqueda de mayor identidad, integración y reconfiguración progresiva. Al mismo tiempo, asistimos a una abismal crisis mundial en lo económico, político, espiritual, ecológico, que parece señalarnos el dilema entre cambiar o morir.

El proceso de creación (autopoiesis) de América Latina, con toda su complejidad y diversidad, es un reto inminente. Se trata de socializar el acceso de todos a las fuentes de alimentación y agua, al mundo del trabajo, de la educación, de la política y de la cultura. Pero ello no puede hacerse dentro de los parámetros ideológicos y funcionales en los que hasta ahora hemos vivido. Hay que cambiar el pensar, el sentir y el hacer como sociedad, integrarnos al máximo, sin perder las identidades específicas, y sobre todo ensayar nuevas formas de vida.

Esto nos conduce a esbozar una posible agenda para lo que ha de ser un proyecto latinoamericano.

Un posible proyecto latinoamericano

Un posible proyecto para América Latina implica un horizonte hacia donde ir. Una visión de lo que queremos ser, una utopía que nos aliente y nos inspire.

Hablamos de una nueva civilización. De una forma alterna de relacionarnos, pensarnos y hacer las cosas en libertad y con responsabilidad. Vivir con la naturaleza, respetándola, incluso venerándola. Desarrollar, procesar, socializar los recursos necesarios para vivir a plenitud, invocando un modo de desarrollo desde la solidaridad y la mutualidad. Pero también hay que avanzar desde los pueblos buscando una integración que preserva las diferencias y las cualidades específicas, hacia formas de integración de carácter horizontal, reticular.

Esta visión ideal no es unívoca, lineal. Está abierta a múltiples lecturas e interpretaciones. No obstante, puede constituir una referencia que, pese a su carácter relativo, nos convoque y nos inspire. No dudamos en señalar que los protagonistas de estos procesos son las personas ligadas al poder popular, a los movimientos sociales, y a otros actores que, aún transitando instituciones del modelo civilizacional moribundo, apuestan por una sociedad alterna.

Luego, se nos abren asuntos pendientes, que de una forma u otra ya están en marcha. Trataremos de organizarlos de la siguiente manera. La secuencia no implica necesariamente orden de prioridad.

1. Reconfiguración del saber/sentir . Ello implica dialogar con el mundo en toda su complejidad y profundidad. Abrir el campo perceptivo, asumir un constante preguntar. Y, aunque ese diálogo tenga diversos cursos (científico, ancestral, espiritual, artístico) es imprescindible no sólo abrir canales de comunicación entre ellos, sino también buscar modos de integración y de síntesis. No se trata sólo de saberes inter y transdisciplinarios, sino de saberes transvitales, transpersonales y transformacionales. Esto tiene que ver con un proceso de regeneración y recreación del lenguaje.

2. Generación de nuevas formas expresivas. La reconfiguración de la percepción y el saber implica tanto romper con los moldes impuestos por la dominación que hemos sufrido, como el enriquecimiento del lenguaje y la creación constante de formas de expresión. Ello incluye lo artístico, lo científico, lo espiritual, lo cotidiano. La recreación permanente de lenguajes renovará nuestros modos de ver y de concebir el mundo. Esto sólo es viable a través de procesos innovadores de educación y de generación de cultura.

3. Ensayos educativos/ culturales . La reconfiguración del saber/ sentir y la generación constante de formas expresivas requiere de procesos intencionales de encuentros, relaciones mutuas y transformaciones personales/ sociales. Hablamos de ensayos educativos/ culturales, en el sentido más amplio de los términos. Esto no necesariamente ha de realizarse en las instituciones de educación formal, o de administración en lo cultural. Tiene más que ver con el hecho de que quienes encarnen los poderes populares han de reinventar los modos de aprender, de dialogar saberes, de abrir y alimentar espacios de compartir ideas, afectos y valores. El hecho de ensayar permite vivenciar estos modos alternos, y evaluarlos de modo permanente, de modo de poder mejorarlos progresivamente.

4. Ensayos sociales, políticos y económicos. Un proceso análogo a este tejer espacios cotidianos de saber/ sentir/ hacer/ ha comenzado a surgir y amerita su profundización y corrección constante. Se trata de la búsqueda y consolidación de vínculos y redes entre personas, comunidades, pueblos, países y regiones, en relaciones que medien lo cultural, lo social, lo político y lo económico. Ello incluye la acción colectiva de evaluación y perfeccionamiento de ensayos ya en marcha, como el ALBA, UNASUR, entre otros.