Lido Lacomini
Sorpresivamente 19 intendentes del conurbano bonaerense y el mismísimo Scioli aparecen personalmente comprometidos a encabezar las listas de sus distritos, obligados por Néstor Kirchner a atar su destino al triunfo o la derrota electoral, impidiéndoles el doble juego de apostar a dos canastas, públicamente a la oficial y subrepticiamente a la del peronismo disidente. Demostrativo de que Kirchner, aunque hoy de vuelta de su antiguo antipejotismo y recostado en el Partido Justicialista, es conciente de que éste no es confiable (quizás aleccionado por Reutemann y Solá) y que en muchos de sus caciques anida la traición. !!En los prolegómenos de una batalla plebiscitaria para el gobierno nacional, que juega su destino a suerte y verdad, el armado de las listas no es precisamente el bordado de jovencitas vírgenes!!
El movimiento nacional carece de una fuerza política núcleo, con programa explícito, visión estratégica y una estructura de cuadros confiable, capaz de irradiar un proyecto convocante, imbuído de una mística emancipatoria, popular y latinoamericanista. Por lo cual se vé «forzado» a defender el escenario montado por el kirchnerismo con «lo que encuentre», conciente de que la amenaza en ciernes son las fuerzas aún dispersas de los proyectos continuistas de la vieja Argentina injusta y dependiente.
Habrá que encontrar el momento y las vías para debatir sobre las causas y responsabilidades que nos caben por no haber dotado al pueblo de la organización necesaria, no precisamente electoral como lo demostró el conflicto agrario destituyente, para llevar a término la lucha contra la vieja y la nueva derecha.
Mientras tanto, como seguimos en esta Argentina política siempre vertiginosa, estamos convocados ya a ganar las calles para disputar las mentes y contribuir al triunfo electoral que profundize al modelo productivo y distributivo de una nación soberana.
El movimiento nacional carece de una fuerza política núcleo, con programa explícito, visión estratégica y una estructura de cuadros confiable, capaz de irradiar un proyecto convocante, imbuído de una mística emancipatoria, popular y latinoamericanista. Por lo cual se vé «forzado» a defender el escenario montado por el kirchnerismo con «lo que encuentre», conciente de que la amenaza en ciernes son las fuerzas aún dispersas de los proyectos continuistas de la vieja Argentina injusta y dependiente.
Habrá que encontrar el momento y las vías para debatir sobre las causas y responsabilidades que nos caben por no haber dotado al pueblo de la organización necesaria, no precisamente electoral como lo demostró el conflicto agrario destituyente, para llevar a término la lucha contra la vieja y la nueva derecha.
Mientras tanto, como seguimos en esta Argentina política siempre vertiginosa, estamos convocados ya a ganar las calles para disputar las mentes y contribuir al triunfo electoral que profundize al modelo productivo y distributivo de una nación soberana.