El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, acudió a la cita para condenar la política represiva y la brutalidad del gobierno de Israel contra los palestinos. Los delegados europeos abandonaron la sala cuando calificó al gobierno de ese país como «racista», pero los latinoamericanos permanecieron. Estados Unidos y otros ocho países boicotearon el evento.
 
Prensa web YVKE, Agencias
 

 
La actitud del gobierno de Israel contra el pueblo palestino, y el apoyo incondicional que mantiene dicho gobierno de parte de Estados Unidos y algunos gobiernos europeos, ha sido el principal objeto de controversias este lunes en la Conferencia Mundial sobre el Racismo de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que se celebra en Ginebra, Suiza.

Ya desde antes del comienzo de la conferencia, los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelandia, Alemania, Australia, Holanda, Italia, Polonia e Israel, boicotearon la conferencia, por considerar que podía servir como tribuna contra este último país. Israel llamó a consultas a su embajador en ese país, debido a la visita del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, y a la reunión que iba a sostener con el jefe de estado suizo, Hanz Rudolf Mertz.

Israel es racista

Pero el presidente iraní fue muy contundente cuando denunció este lunes la existencia de un «gobierno racista» en Israel, durante su intervención en la Conferencia. El mandatario iraní afimó «que los racistas más duros han sido llevados a Palestina», atacando a los Estados Unidos por defender «los crimenes del sionismo». Ahmadinejad fustigó igualmente el «ataque de los Estados Unidos a Irak» y «el envio de tropas a Afganistan». «El sionismo personifica el racismo», concluyó Ahmadinejad.

Las críticas contra Israel se fundamentan en el trato que el gobierno de esa nación da al pueblo palestino. Además de las más de 1.400 personas muertas en la reciente invasión a la franja de Gaza, Israel mantiene desde hace años una política discriminatoria a menudo calificada de «apartheid» contra los habitantes de este territorio y de Cisjordania, a quienes se les confina a vivir detrás de un muro, se les trata como ciudadanos de segunda categoría a través de un amplio aparataje legal, y se les desocupa a la fuerza de sus propios hogares.

Estados Unidos, sin embargo, se ha convertido en el más fiero defensor de Israel, y ha usado su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para evitar sanciones contra ese gobierno. Ahmadineyad criticó la actitud del Consejo de Seguridad, pues considera que siempre «ha acogido con el silencio los crímenes de Israel, como los recientes bombardeos contra civiles en Gaza». También dijo que la intervención internacional en Afganistán no ha traído la paz ni la prosperidad a ese país, y que la invasión estadounidense de Iraq ha causado «un millón de muertos y heridos» y pérdidas millonarias para la economía de ese país.

Europeos abadonaron sala, latinoamericanos permanecieron

Tras haber iniciado su discurso, representantes de la Unión Europea abandonaron la sala en protesta por las palabras de Ahmadineyad, pero numerosos delegados también aplaudieron sus palabras. Los delegados de América Latina permanecieron en la sala durante el discurso del presidente iraní. «No tenemos ninguna instrucción de boicotear la conferencia», indicó a la AFP un embajador sudamericano, interrogado sobre la decisión de nueve países de no asistir.

El discurso de Ahmadinejad fue interrumpido por militantes de una organizacion francesa de estudiantes pro-israelíes, disfrazados de payasos, que lo trataron de «racista», pero fueron rápidamente neutralizados y expulsados de la sala por el cuerpo de seguridad de la ONU.

En el conclave participan 103 Estados de los 192 que componen la ONU, incluidos todos los de América Latina y el Caribe, junto a unos 2.000 militantes de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), con el propósito de sentar las bases de un plan internacional para mejorar la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.

La Unión Europea -a excepción de Italia, Holanda, Polonia y Alemania, que bloquean la cita- decidió a última hora de ayer participar en la Conferencia, pero no aceptar lo que ellos llaman «abusos». Para la Unión, existen ciertas «líneas rojas» que no pueden ser traspasadas y llamar racista al Estado de Israel es una de ellas. El ministro francés de exteriores, Bernard Kouchner, alertó esta mañana que la Unión Europea había pactado que no se permitiría ningún «derrape» o «provocación», en particular de Ahmadineyad.

Temores ante resultados de cumbre de 2001

Washington anunció el sábado que iba a boicotear la cumbre por preocupaciones ante una declaración que reafirmaba el lenguaje adoptado en la última gran conferencia de la ONU sobre el racismo en Durban, Sudáfrica, en el 2001. En aquella ocasión, Estados Unidos e Israel abandonaron esa reunión cuando los estados árabes buscaron definir al sionismo como racista.

Aunque esa propuesta no fue incluida en la declaración final y el programa de acción de la conferencia del 2001, el Estado israelí fue criticado con una referencia que señaló: «Estamos preocupados por la difícil situación del pueblo palestino bajo la ocupación extranjera».

Para superar la polémica de la conferencia de 2001 de Durban, a la conferencia de este año se le hizo coincidir con el Día de Recuerdo del Holocausto, fecha dedicada en Israel a recordar el asesinato de judíos por parte del régimen nazi alemán.

Lamenta boicot

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, «lamentó profundamente» el sabotaje de 9 países a la Conferencia Mundial sobre el Racismo además de predominar el aspecto político sobre la discriminación. «Lamento profundamente que muchos (países) hayan decidido mantenerse fuera (del proceso)», afirmó el secretario general, y agregó: «estoy profundamente decepcionado».

Continuó: «Soñamos con ir en una nueva dirección, pero muchos se aferran al pasado. Hablamos de buscar una nueva unidad, como los tiempos demandan, pero seguimos débiles y divididos; hablamos de tolerancia y respeto mutuo, pero señalamos con el dedo y realizamos las mismas acusaciones hoy, no que hace años, sino décadas», añadió el secretario general.

Texto de la declaración

El texto que servirá de columna vertebral para la declaración oficial, y que será aprobado durante la Conferencia, no menciona el concepto de «difamación de religiones» que algunos países musulmanes defendían. Reafirma las conclusiones del cónclave precedente, celebrado en el 2001 en Durban, que alientan una solución política y negociada para el conflicto del Medio Oriente, con el reconocimiento mutuo de dos Estados, Israel y Palestina.

El texto a su vez condena de forma genérica a la ocupación extranjera como uno de los motivos que favorecen el racismo, exhalta la memoria de la víctimas de la esclavitud y el colonialismo, y recuerda las obligaciones de los gobiernos para cooperar con los tribunales que investigan el genocidio.

«Hemos conseguido que el texto recoja una advertencia contra la criminalización de los migrantes, vapuleados por algunas directivas de la Unión Europea, que se reserva la prerrogativa de encarcelar a los sin papeles durante 180 días antes de expulsarlos, y sanciona a quienes les den trabajo», señaló a AFP un diplomático latinoamericano que negoció el proyecto de declaración.

«También obtuvimos que la declaración reitere los derechos humanos que protegen a las poblaciones indígenas, maltratadas en múltiples latitudes del mundo, particularmente en América Latina», agregó otro diplomático latinoamericano.

«El documento es muy equilibrado y establece un marco concreto de acción en una campaña global en busca de la justicia para las víctimas del racismo en el mundo», dijo Ban, y aclaró que reconoce «la flexibilidad y el esfuerzo de las delegaciones para encontrar un marco común a pesar de las considerables dificultades».