Vecinos de la localidad bonaerense de San Fernando y un grupo de sindicalistas demolieron las placas de hormigón que aún se mantenían en pie, ante la mirada de decenas de policías que custodian la zona y buscan evitar incidentes violentos en el lugar.
El alcalde de San Isidro, Gustavo Posse, defendió anoche su intención de levantar un paredón de más de 1,5 kilómetros de longitud para separar una lujosa zona de ese municipio de un barrio de San Fernando.
La iniciativa desató una intensa polémica sobre los métodos para combatir la inseguridad y provocó el rechazo del Gobierno, que pidió a Posse que dé marcha atrás en la construcción del muro en una zona situada a unos 30 kilómetros al norte de la capital argentina.