Prensa Web YVKE (Patricia Rivas)
El presidente Hugo Chávez realizó una alocución en cadena nacional de radio y televisión, desde el teatro de la Academia Militar, donde se desarrolló este miércoles la I Cumbre de jefes de gobierno y diputados revolucionarios.

«Estamos en plena guerra mediática. Los cañones de la artillería contrarrevolucionaria disparando permanen-temente por todos los medios de comunicación nacionales e internacionales. Es la batalla de las ideas, imprescindible para que la revolución vaya decantándose, vaya fortaleciéndose en lo cultural, para que vaya naciendo la nueva visión, los nuevos valores. No hay que lamentar esa batalla. No nos da descanso, nos obliga a ser muy creativos, pero eso es lo que se quiere. Así que yo le agradezco a la contrarrevolución que siga disparando sus cañones, que para eso estamos nosotros aquí: para afinar y disparar los cañones ideológicos de la revolución, de manera permanente, todos los días, sin descanso».

El presidente Chávez calificó como imprescindible lectura el libro de István Mészáros «Más allá del capital», cuyo primer capítulo se titula «La sombra de la incontrolabilidad».

«El capitalismo es incontrolable, termina siendo un caos, no sólo económico, sino político, social, moral. El caos moral es lo que está viviendo el mundo de hoy, y nosotros afortunadamente hemos tomado medidas, en los últimos 10 años, desde el primer momento, incluso antes de asumir gobierno. Yo recuerdo Alí y Jorge, aquellas reuniones en La Viñeta, en diciembre del 98. Desde entonces comenzamos a tomar medidas, a desarrollar las fórmulas tácticas, y recuerdo que tú (Alí) recibiste el encargo de irte a Madrid, a una reunión casi clandestina, con algunos emisarios de países árabes, y en México. Una reunión extraoficial para empezar a exponer nuestra tesis. Mucha gente nuestra aquí trabajó esa tesis. Uno que recuerdo fue Juan Pablo Pérez Alfonso. La tesis de recortar la producción, frenarla y no soltarla alegremente, para cuidar los precios, la sustentabilidad y el desarrollo de la industria petrolera».

«Desde entonces comenzamos nosotros a actuar. La Asamblea Constituyente fue uno de los grandes eventos políticos, producto de nuestra iniciativa como gobierno y como actores políticos, para comenzar a liberarnos de las cadenas del neoliberalismo. Las leyes, la nueva institucionalidad que vino naciendo, y que todavía no ha terminado de nacer, y recuerdo en eso a Antonio Gramsci, que habla de la verdadera crisis orgánica, que ocurre cuando hay algo que está muriendo, pero no termina de morir, y al mismo tiempo, algo está naciendo y no termina de nacer. Nosotros no hemos salido de esa crisis histórica, que ahora es una crisis mundial, pero nosotros pudiéramos decir que ya nosotros nos sabemos, y de memoria, esa crisis. La hemos pasado. Hemos estado pasando etapas, de una crisis en otra. Y mucho más que crisis, una catástrofe histórica ocurrió en Venezuela, y nosotros estamos transitando su salida. Este camino es la salida a la crisis histórica y terminal del modelo del capitalismo periférico venezolano. Es el camino de la revolución socialista».

El presidente Chávez leyó la columna «Un grano de maíz», de Antonio Aponte, publicada este miércoles en el diario VEA, que reproducimos a continuación:

«Contra qué luchamos

Las medidas tomadas por el gobierno para enfrentar la crisis provocaron sulfuración en la oposición oligarca. Los revolucionarios debemos estudiar el modus operandi de los políticos oligarcas para enfrentar sus ataques.
Lo primero que hacen es escamotear el fondo de la discusión, que es la incapacidad del sistema capitalista para producir bienestar a la sociedad, al contrario, produce miseria espiritual y material, exclusión y crisis periódicas que cada vez son más catastróficas y globales. Lo que se discute, lo que está en juego es Socialismo o capitalismo, barbarie, extinción.

Después, los voceros oligarcas se deslastran del pasado, tal es el caso de roberto giusti, que ahora hasta despotrica de carlos andrés pérez, de cuyo gobierno fue ejecutivo.

Lo mismo hace teodoro el pusilánime, quiere dictar cátedra de economía revolucionaria, olvidando que entregó las prestaciones, y que ha traicionado los ideales que lo movían en los días que era prometedor líder estudiantil en la ucv.
ledezma, carlos blanco y demás plumíferos no se quedan atrás. Hoy no se consigue un vocero capitalista de la cuarta, todos empiezan la historia desde Chávez, atrás no existió nada. De esta manera piensan acreditarse para derrocar a la Revolución y volver al camino de capitalismo franco.

Es necesario que los revolucionarios y el pueblo desposeído entendamos la calidad de la batalla: estamos en feroz lucha contra el sistema capitalista y sus vicios morales y éticos. Contra eso luchamos.

Esa lucha contra la bestia milenaria es difícil, compleja, llena de meandros, los vicios están por todos lados, están aquí, conviven con la Revolución, también dentro de nosotros los revolucionarios.

La batalla es difícil. Se trata de fundar, con hombres formados en la cultura del pasado, del egoísmo, un futuro diferente, otra cultura, la de la fraternidad, la del sentido de pertenencia a la sociedad. Eso requiere un esfuerzo espiritual de primera magnitud.

Siendo así, no es de extrañar que la Revolución esté llena de comportamientos, de conductas de la cuarta, del capitalismo, que anden por allí “revolucionarios” que tengan alma de capitalistas, que aprovechen los puestos para desplegar sus vicios.

La lucha contra esas manchas es parte de la batalla. Parafraseando a un clásico podríamos decir: “el camino al socialismo está lleno de incomprensiones, de retrocesos, de equivocaciones, sacrificios, pero es el camino, el único camino.” Sólo por allí podemos realmente superar los problemas y los vicios de hoy.

La Revolución lucha contra esos vicios atacando a su origen que es el capitalismo. Los males del capitalismo no se resuelven dentro del sistema que les dio origen. Quien quiera enfrentar la crisis tiene primero que declararse socialista y anticapitalista, en caso contrario es un pescador en río revuelto.

Las medidas que tomó la Revolución son señal clara de un gobierno que se coloca al lado de la sociedad desposeída.
Las mentiras de los oligarcas que se oponen a todo lo que haga la Revolución, que manipulan para amedrentar a la población, no deben engañar a nadie.

¡Con Chávez venceremos la crisis construyendo Socialismo!»

Hay unas grandes verdades ahí, sobre las cuales nosotros debemos trabajar, como el que trabaja la tierra fértil. Ararla, removerla, sembrarla. Es imprescindible este debate de las ideas entre nosotros. Que cada gobernación, cada alcaldía, se convierta en una verdadera escuela de lo teórico y de lo práctico. ¡Qué maravillosa ocasión la de ser alcalde! El problema más importante de un alcalde no está en que los recursos no le alcanzan para esto o para aquello. Si ustedes se dejan atrapar por eso, están ya irremediablemente perdidos en el panorama. Perdieron el azimut de la batalla. Lo mismo de un gobernador. Ésa es sólo una parte del problema. Ahora, ¿saben ustedes? Una de las razones de que los presupuestos de municipios y alcaldías, de estados y gobernaciones, de ministerios, instituciones y empresas del Estado sean insuficientes, es porque todavía estamos en el marco de la economía capitalista. Por tanto, hay que seguir atacando la raíz del problema.

Una buena parte del ingreso venezolano se sigue yendo hacia donde se ha ido desde hace un siglo, por los mismos canales visibles e invisibles, hacia la insaciable voracidad de la burguesía venezolana y la burguesía transnacional. Y a veces nosotros no nos damos cuenta, porque no conocemos la realidad que está por debajo de la tierra o que está más allá de lo visible. Yo estoy seguro que en lo que atañe a las atribuciones y funcionamiento de un presidente, estoy seguro a estas alturas de que hay presidentes que pasaron por Miraflores 5 años y ni quisieron enterarse de cómo se manejaba el Tesoro Nacional, y quién lo manejó de verdad. Se lo repartieron. Y la mayor parte de los presidentes fueron peones del juego de los poderes reales: el poder económico burgués, que tenía secuestrado al Estado burgués. Y esa es una de las contradicciones de la batalla de hoy: un Estado todavía con signos, componentes y cultura burgueses, pero que está en pleno proceso de transformación convirtiéndose en un Estado revolucionario, al servicio de una revolución, de un pueblo. Y eso genera grandes contradicciones, grandes crujidos estructurales, que tienen impacto en la realidad de distintas maneras, en distintos ámbitos, en distintos tiempos, y de distintas magnitudes.

A veces son del tamaño de un terremoto, como lo que ocurrió aquí en abril de 2002 y por aquellos meses. Eso fue un terremoto. Pero son los estertores de lo viejo, que se resiste a morir.

Estamos lejos de lo que llaman barrera de no retorno. En una ocasión, uno de los voceros de la contrarrevolución, que estaba infiltrado en nuestro partido y en las instituciones que el pueblo se ha venido dando, utilizó aquella frase: «Esta revolución es indevolvible», dijo. ¡Cómo se burlaron de él los oligarcas a los que ahora sirve, arrastrándose. No podemos decir que esta revolución sea indevolvible. No. Estamos lejos de la barrera del no retorno.

La revolución cubana, aunque Fidel habló hace pocos años de las amenazas que tiene en su interior, desde mi punto de vista, a estas alturas y hasta donde la conozco, esa revolución, habiendo pasado la gran prueba de la caída de la URSS y el bloqueo salvaje del Imperio norteamericano, no tiene vuelta atrás. La revolución cubana. La nuestra debe llegar algún día a ese nivel de maduración, de consolidación, pero eso requiere un esfuerzo ciclopeo, en lo individual y colectivo.

«Cada gobernación debe ser una escuela. Todos los días reunión de trabajo, para cerrar el día, ahí con la gente que trabaja. Y cada semana, estudio de casos, problemas, trabajo, discusión. Y los dirigentes obreros de ahí, de los sindicatos. Una escuela. Y mucha lectura», recomendó el presidente Chávez.